domingo, 8 de maio de 2011

(continuação)
ESPIRITUALIDAD DE LA REGLA CONCEPCIONISTA
TRES GRANDES FIGURAS
GASPAR CALVO MORALEJO, OFM
Conferencia en la Casa Madre de la Orden,
el 18 de febrero de 2011

SOR MARÍA DE JESÚS
Como una muestra de la reverencia fervorosa con la que el evangelista Juan servía atento a la Virgen Santa, que el Señor desde la cruz le había entregado por Madre, la concepcionista de Agreda SOR MARÍA DE JESÚS, (1602–1665) afirma fue el Santo Evangelista quien, en ocasiones diversas, denominaba a la Virgen con el nombre de María de Jesús; porque conoció que en el alma santísima de nuestra gran Señora hacían dulcísimo consonancia estas palabras cuando las oía. (n.1083m p,866). Su Corazón de Madre se estremecía de gozo y rebosaba dulzura al recordar su nombre unido con el de su Hijo.
Y pensando en esa dulzura que la bendita Madre experimenta oyendo los dos nombres como uno solo, nuestra concepcionista quiso llamarse también María de Jesús, para de esta forma manifestar su deseo de alabar con júbilo al Señor, porque sin poderlo merecer, me llamó a la luz de la santa Iglesia y fe y a la vocación de la religión que profeso debajo de este mismo nombre (MCD p. 866) de María.
También nosotros, y particularmente la concepcionista, al pronunciar el nombre de Sor María de Jesús de Agreda, tenemos que hacer nuestro el júbilo agradecido de su corazón por el don de la fe que hemos recibido y por la vocación religiosa que profesamos. Al mismo tiempo, se transforma en una acción de gracias particular por habernos dado en nuestra concepcionista la maestra fiel y singular que nos da a conocer en su MÍSTICA CIUDAD DE DIOS la vida de la Virgen, Nuestra Señora,el camino para nuestra santificación, ya que Sor Marías de Jesús es su “cronista”, en sentir del P. Ximénez Samaniego, su biógrafo.
Dice Sor María: Desde el punto que tuvo ser María santísima, fue su alma llena y como bañada de una nueva participación de la divinidad, nunca vista ni concedida a otra criatura, porque ella sola era la clarísima aurora que participaba de los mismos resplandores del sol Cristo, hombre y Dios verdadero, que de ella había de nacer. Y esta divina luz y claridad fue creciendo hasta llegar al supremo estado que tuvo, asentada a la diestra de su Hijo unigénito en el mismo trono de la beatísima Trinidad y vestida de variedad de todos los dones, gracias, virtudes, méritos y gloria sobre todas las criaturas (26, p.1136) Hijo y Madre tenían una misma claridad en un grado distinto.
No se igualaba con ella la claridad de todos los bienaventurados. María es la Mística Ciudad de Dios, esplendorosa y radiante, testigo del Evangelio de su Hijo que, lleva grabado en su Corazón, y, por eso, la verdadera arca del Testamento.
Sor María de Jesús ha sido un regalo que el Señor hizo a su Iglesia. La escogió, en su bondad, para hacerla “cronista” de la Virgen Madre de Dios. Para eso el Espíritu Santo la ilumina con una clarísima inteligencia y gracias singulares, para que percibiese y delinease la vida y excelencia de la que es Madre del Criador y Reina de lo criado (SAMAN.p.320), como nos deja escrita en su MCD. Enriquece a nuestra contemplativa con un singular conocimiento de la Sagrada Escritura, que entiende con una singular exégesis “in Spiritu” con que la ilumina. Graba en el Corazón de la Virgen Madre la imagen de Cristo y su Evangelio, para que fielmente lo transmita como Mujer Evangélica, haciéndola Madre y Maestra de su Iglesia. Y a Sor María de Jesús la hizo su discípula predilecta, dándole un cúmulo de virtudes para hacerla una SEGUNDA MARÍA, para bien de la Iglesia. La abundancia de las gracias, que le concede, y la enseñanza divina, hace que, al ser la cronista de la bendita Madre cuya vida nos transmite, primero escribiéndola en mi corazón y grabando en mi espíritu su doctrina (MCD. ns.15ss) después la manifestase en la ejemplaridad de su vida de concepcionista.
Por el don de la inteligencia profunda de los misterios divinos y de las Sagradas Escrituras que el Señor le comunicó y la ciencia alta y admirable que le infundió, (Samaniego, 357) pudo escribir su MISTICA CIUDAD DE DIOS, la primera mariología narrativa en lengua popular y la más editada de su siglo, superando a otros grandes maestros, haciendo de la Sagrada Escritura una exégesis in Spiritu, como pocas veces se ha visto en los grandes maestros. Es, a la vez, el mejor y más amplio comentario de la regla concepcionista, para aprender a imitar con entusiasmo fervoroso el ejemplo de la Vida de la Virgen Nuestra Madre, que en sus páginas se ofrece.
Promovió Sor María de Jesús con su Mística Ciudad de Dios el culto y devoción a la Inmaculada con extraordinaria firmeza. Al proclamarse esclava de la Virgen y proponer el culto de imitación a la bendita Madre como la mejor manera de hacer realidad en la vida del cristiano la imitación y seguimiento de Cristo, abría caminos de Evangelio para todos los creyentes. Proclamando a María Purísima, Reina, Señora, Maestra y Madre, la reconocía también como Asunta en cuerpo y alma a los cielos, Señora de los Ángeles, Medianera de las gracias, Madre de la Iglesia y del Amor Hermoso.
La fiel observancia de la regla concepcionista era para ella la mejor forma de testimoniar su vida mariana, y por el seguimiento e imitación de la Virgen Madre, poder ir en seguimiento de Cristo Jesús, su Hijo. Para ello le fue dado como modelo y ayuda al Seráfico Padre S. Francisco con el que pudo alcanzar la meta del eterno abrazo con el Dios Trinidad Santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es este el itinerario que la religiosa concepcionista tiene que seguir en la profesión de su regla, para no quedarse como un tronco inerte, tan sólo con la exterioridad de su hábito concepcionista, pero privada de la savia de su vida espiritual y mariana. Debe aspirar siempre a transmitir con su ejemplo las lecciones de santidad que la MCD ofrece para ser las verdaderas discípulas y seguidoras de la M. Beatriz, testimonio vivo de fidelidad a su regla, la forma de vida mariana que han prometido seguir en su profesión religiosa.
La riqueza de la extraordinaria doctrina mariológica, que Sor María de Jesús ofrece, haciendo de su MCD como el manual explicativo de la regla concepcionista; la sólida enseñanza de su magisterio, que confirma la ejemplaridad de su vida santa; la fidelidad con que transmite la constante lección de vida mariana, le han merecido en nuestro tiempo, ser conocida con el distintivo de iluminada precursora del Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia promueve, precisamente la enseñanza y devoción de la vida mariana, como centro distintivo de la verdadera vida del cristiano. A pesar de todo ello, no ha sido posible todavía, sin embargo, se retire lo que, desde hace siglos, entorpece el desarrollo del proceso de su causa de beatificación, La esperanza fundada de que se consiga, se espera se haga pronto, sin duda, realidad gozosa.
Sor MARÍA DE JESÚS, la concepcionista insigne, la singular maestra de contemplativos y mística mariana, fue misterioso apóstol de la evangelización del Nuevo Mundo, en tierras mejicanas, y es gloria singular de nuestra patria.
(continua)

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