quinta-feira, 3 de fevereiro de 2011

"... estoy alegre...
dar a conocer al mundo
el amor que Dios nos tiene
..."

T
estemunho Vocacional

de sor Maria Inês da Cruz OIC
monja de votos solenes
do Mosteiro da Imaculada Conceição
de Campo Maior

Este año 2011 es un año lleno de alegría ya que celebramos en nuestra Orden el V centenario de nuestra Regla. Es un año radiante pues tenemos la oportunidad de ganar la indulgencia concedida por el Papa y es maravilloso ver como cada vez más grupos de personas se acercan a nuestro monasterio con espíritu de conversión y sedientos de una oportunidad de Dios para vivir la vida a pleno plumón. Es también motivo de júbilo para nosotras, hermanas concepcionistas, que desde Roma se haya confirmado el lugar de nacimiento de Santa Beatriz en Campo Maior, y es impresionante ver como cada día se va divulgando más información sobre Santa Beatriz y sobre sus orígenes. También es fuente de alegría saber que en el trascurso de este año haya en nuestra Orden, un gran dinamismo en el sentido de dar a conocer mejor el carisma fundado por Beatriz a través con los congresos de Toledo y de Fátima. Es tanta mi alegría que os invito a todos y a todas a participar con júbilo en este 2011 y que de verdad sea un año de gracia del Señor.
En mi vida hubo otro año jubilar que marcó definitivamente mi existencia, fue el inolvidable año 2000. En Febrero del año 2000 partí para Italia pues había solicitado una beca Erasmus y me fui a estudiar a Bari. Iba con el corazón en las manos y experimenté la soledad total. Mi madre estaba con cáncer pero aun así fue ella quien más insistió en que me fuera. Ante este acontecimiento yo estaba sola y Dios me visitó. En ese tiempo nunca dejé de experimentar que el Señor escucha al pobre y quedé totalmente dependiente de su voz.
Al llegar a Bari tuve algunas contrariedades pero en los días que se siguieron fui testigo de como Dios va encajando después las piezas. Me encontré con hermanos del Camino Neocatecumenal que me “adoptaron” como familia. Después de un tiempo supe que Dios ya nos había reunido en otro momento, concretamente en la peregrinación a Denver en el 93, pues yo estaba en sus fotos.
En ese año jubilar hubo una peregrinación a Tierra Santa y yo me apunté con un grupo de Barletta. Era una peregrinación que yo añoraba. El año anterior había trabajado mucho para poder pagar el viaje. Israel fue un memorial, hubo un cambio total en mi vida. Como se dice hoy, fue mi experiencia fundante. Desde mis expectativas fue, al inicio, un verdadero fracaso.
La compañía de vuelo me planteó una serie de dificultades para ir a Israel ya que yo no era italiana, las azafatas me hicieron las preguntas más raras que te puedes imaginar y fue un milagro poder entrar y salir de Israel. Se suponía que era una peregrinación de jóvenes pero en mi autobús eran casi todos mayores, el único joven que había era un fraile capuchino. Yo no sabía hablar bien el italiano pero además allí todos hablaban en dialecto. Nada mas pisar la Tierra del Señor le gritaba en mi interior, ¿Que quieres de mi Señor?, ¿Porque estoy sola en tierra extranjera y con gente desconocida? Me sentí abandonada, había pasado por tantas tribulaciones hasta llegar a Israel y una vez ahí, no veía nada de extraordinario, de nuevo…
Dios era mi único confidente, era el único que me entendía en mi lengua.
Pocos días después subimos al monte Tabor y fue allí donde me sentí verdaderamente llamada por el Señor. No me puedo extender, fue un momento de verdadera intimidad. Ese fue el día en que creí verdaderamente que Dios es Dios, y que si de una Virgen había hecho nacer un Hijo, también podría transformar mi corazón para hacer su voluntad, para ser una verdadera cristiana.
Volví a Italia a fin de terminar los estudios pero esa llamada del Señor no lo olvidé. En Agosto de ese mismo año el Papa Juan Pablo II congregó a todos los jóvenes, una vez más, en la Jornada Mundial de la Juventud en Roma. En la eucaristía el Papa citó una frase llave ¡No pequéis contra la esperanza! Hasta entonces yo había hecho experiencia de felicidad por mí misma, o sea, ir al encuentro de la alegría en las cosas que a todo el mundo le encanta, en la moda, en la diversión, en el noviazgo, en el cine, en el Mc Donnalds etc. Pero Israel había cambiando mi horizonte de felicidad, me había traído la esperanza de una vida que el mundo no propone. Cuando Juan Pablo II pronunció esa frase fortaleció todo lo que había vivido en Israel.
Entonces comenzó otra etapa en mi vida, me dispuse a discernir cual era mi vocación. Terminé mi carrera, e hice una experiencia de 15 días en un monasterio de la Trapa. Pensé que iba ver todo claro, pero no fue así, no descubrí nada. Salí y pensé que mi vocación no pasaba por ser monja. Mientras tanto mi vida seguía su curso, empecé a trabajar en el Ayuntamiento, en un proyecto maravilloso con niños discapacitados. Vivía sola, tenía muchos amigos pero no estaba plenamente alegre. Sentía una paz empobrecida, tenía tantas cosas buenas, nada me faltaba pero estaba insatisfecha. Con esta sed de vida coherente iba caminando en la Iglesia e hice una nueva experiencia vocacional. Llegué hasta este monasterio donde hoy vivo, el día 6 de Agosto del 2003 y ese día todo me habló del Monte Tabor. Mi vida se dirigió a aquella experiencia fundante de años anteriores y las piezas empezaron a encajarse de nuevo. La Palabra de los días que siguieron era tan clara que ya no me salí fuera, dejé todo y me quedé en el monasterio para siempre.
Esta es mi historia vocacional y por eso estoy alegre. No una alegría como la que da el mundo, sino la verdadera alegría de San Francisco, esa que no está en las carcajadas estridentes sino en la certeza de que Dios nos ama siempre. En María y Beatriz tengo un modelo de esta alegría pues me ensanchan el horizonte de una vida vivida en la Gracia. Por ello llevamos el manto azul, para dar a conocer al mundo el amor que Dios nos tiene, que el hombre no está destinado a la muerte, María en su Concepción Inmaculada nos enseña que la vida es bella, es azul, es gracia, es alegría porque el novio viene, está con nosotros.

1 comentário:

Sónia disse...

Muitos Parabens e Felicidades! beijinhos a todas as Irmãs. Sónia Montez Ribeiro